Tal vez la pregunta más repetida es por qué ciertas palabras no están recogidas en el diccionario de la Real Academia Española (Institución que regula la norma de nuestra lengua y que nombraremos a partir de ahora como RAE). Normalmente, yo les pregunto que en qué diccionario no está recogida, pues, en la RAE hay muchos diccionarios. Creo que la mayor parte de la gente tiene la sensación de que el diccionario de la RAE es uno y único, y que es la panacea, el registro universal de todo el español, pero lo cierto es que la historia de los diccionarios y la RAE es larga y compleja. Por supuesto, además de la RAE, ha habido a lo largo de la historia otros muchos diccionarios no académicos y que han ejercido su influencia sobre esta y de los que iremos dando cuenta en sucesivas entradas.
En mi deseo de dar el lugar que se merece el trabajo académico a lo largo de estos tres siglos desde su creación, en 2013, con el apoyo del IES Delicias y mis compañeros, tuve la suerte de ser la comisaría de la exposición: "La Real Academia Española. 300 años de incesante trabajo". Asimismo, moderadora de "I Encuentro: La RAE y el amor a la palabra". Ambos trabajos tenían el doble propósito de celebrar el centenario y homenajear a la Academia por su trabajo, por un lado, y difundir lo que ha supuesto y supone su existencia para nuestra lengua.
Pero eso es ya pasado, ahora quiero centrar mi atención es continuar con la labor de explicación y difusión de la información recogida en la web de la Academia, verdadero mapa de la historia y el presente de nuestra lengua. Para ello he ido preparando una serie de presentaciones que irán aclarando e indagando en la información que se recoge, para qué sirve y, sobre todo, para quién.
Hoy hacemos una primera introducción en la presentación que sigue: